Emprendedores y empresarios científicos: alternativa y necesidad
Uno de mis más grandes sueños era convertirme en investigador y por supuesto, conseguir una plaza en una institución de renombre e ingresar al Sistema Nacional de Investigadores. Lograr el Scientific Dreaming. Ahora, después de prácticamente 10 años, pude darme cuenta que tal vez ese sueño no era realmente lo que yo quería, sino más bien, lo que me enseñaron que debía ser. Claro, tienes una licenciatura, una maestría y un doctorado ¿Qué más vas a hacer?
“Si estudias una maestría y un doctorado es porque vas a ser investigador”. Varias veces durante mi formación académica pude escuchar esta frase; sin embargo, me parece que no hay nada más falso que eso. Incluso, pienso que esa frase minimiza el trabajo, el esfuerzo, el valor, las capacidades y el impacto que tiene un profesional científico (como me gusta llamarnos).
Durante el posgrado, somos educados –casi- exclusivamente bajo esa ideología, lo cual no está mal, pero deja de lado muchas de las áreas de desarrollo que un profesional científico puede tener y que son igual de valiosas que convertirse en investigador. Al no ser instruidos con un enfoque más diversificado y enriquecedor, considero que la academia nos abre la puerta al conocimiento pero nos la cierra a muchas oportunidades.
Por otro lado, está claro que la academia no es para todos, además de que evidentemente no todos los doctores pueden acceder a una plaza. En estos tiempos, de hecho, es una minoría quienes tienen este privilegio. ¿Los que se quedan fuera no tienen capacidades? ¿Son los que no le echaron ganas? ¿No lo merecen? Y más importante aún ¿No pueden utilizar sus conocimientos y habilidades adquiridas durante el posgrado para aportar a la sociedad, hacer valer la inversión en ellos y cambiar el mundo? Lo dejo a tu criterio.
¿Hay oportunidades y alternativas para los profesionales científicos que no quieren o no pudieron entrar a la academia? Si, las hay, pero hacemos poco por buscarlas, conocerlas o bien, crearlas. Este tema es extenso y complejo, será motivo para otro artículo; sin embargo, quiero hacer énfasis en la oportunidad donde me he desarrollado y que considero es una de las áreas en las que un profesional científico puede tener mayor influencia, pues favorece de manera importante el impacto que tiene la ciencia a nivel académico, social y económico, ésta oportunidad es, el emprendimiento y la creación de negocios de base científico-tecnológica.
Hay varios tipos de emprendimiento, por ejemplo, están los emprendimientos sociales con y sin fines de lucro; el emprendimiento independiente basado en la creación de modelos de negocio lucrativos y el intraemprendimiento, en donde la persona propone y crea proyectos dentro de una institución sin ser totalmente independiente, Para cualquiera de los casos y en mi opinión, los científicos son excelentes emprendedores, cuentan con excelentes habilidades y con los elementos culturales e intelectuales que hacen a un buen emprendedor: tienen enfoque e iniciativa, son resilientes, comprometidos, tolerantes, autónomos y propositivos, por mencionar algunos. De hecho, crear un modelo de negocios y emprender no está lejos de ser igual al diseño de un experimento y a la aplicación del método científico. Ambos buscan resolver un problema a través del diseño de un método que pone a prueba una hipótesis.
Desde mi experiencia, he podido constatar la importancia y la necesidad de que existan más científicos emprendedores, hay muchos problemas por resolver que requieren de personas con talento que los atiendan, por ejemplo, la precariedad de los empleos para científicos que los mismos científicos pueden trabajar en resolver. Apostar por el desarrollo científico y tecnológico es una excelente vía de salida para ser cada vez menos un país de mano de obra de bajo costo y cada vez más una potencia económica.
Ahora bien, ¿cómo un científico puede capitalizar su conocimiento a través de un emprendimiento? En realidad no es tan complicado. Un científico es un gran observador y un excelente solucionador de problemas y justamente así es cómo se crean emprendimientos, con la identificación de problemas y con la búsqueda de soluciones. Una vez que tenemos la idea identificada podemos utilizar las habilidades y conocimientos que aprendimos durante nuestra formación científica; esto es, diseñar una solución a través de la creación de un producto o servicio (tu proyecto), ponerlo a prueba en el mercado (experimentación) y evaluar a través de la mejora continua como lo podemos ir ajustando a las necesidades y peticiones de los clientes (análisis y estandarización). Existen diversos métodos que pueden ayudarnos a crear un buen producto o servicio, el que recomiendo y creo que se adapta bastante bien para un científico es el método conocido como Lean Startup, cuya descripción completa puedes encontrar en el libro The Lean Startup del autor Eric Ries.
Para finalizar, si bien, emprender en México es complicado, ocurre lo mismo en otros países; de la misma forma que ocurre para los investigadores, es difícil ser investigador científico en México, así como lo es en otros países. No por eso vamos a dejar de hacerlo. Afortunadamente, no todo es malo, para crear emprendimientos muchas veces no se necesita inversión; además, recientemente, México se ha convertido en un punto importante de inversión para la creación y desarrollo de propuestas emprendedoras de valor. Lo que en realidad importa y recomiendo es que nuestros proyectos profesionales y emprendimientos, estén siempre alineados con nuestros placeres, pasiones y propósitos personales.
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