Lupus: Una batalla contra el sistema inmunológico

El Lupus Eritematoso Sistémico (LES) es un tipo de enfermedad autoinmune. Esta se caracteriza por la producción de autoanticuerpos, los cuales atacan tejidos del cuerpo. La enfermedad es recurrente, especialmente en mujeres en edad fértil; aunque se puede desarrollar en cualquier etapa de la vida. A pesar de que aún no está perfectamente claro cuál es la causa puntual de la enfermedad, se han encontrado factores genéticos, ambientales e incluso hormonales. La forma de diagnóstico más común es por problemas renales, pero las manifestaciones de la enfermedad se pueden presentar en cualquier órgano o tejido [1].

Síntomas y diagnóstico

La manifestación del lupus no se da de forma homogénea en toda la población que lo padece, ya que es una enfermedad multisistémica. Los síntomas que se presentan pueden variar de paciente en paciente, los cuales son mayoritariamente mujeres, generalmente de 10-12 años. La enfermedad tiene un comienzo lento y progresivo que generalmente afecta a múltiples órganos [2].

A continuación, se presenta una lista con los síntomas más comunes del lupus:

● Las manifestaciones mucocutáneas son las que más se presentan, con una prevalencia del 75-90%, que se acompañan con fotosensibilidad, urticaria, úlceras orales y alopecia.

● Las manifestaciones renales también son bastante comunes, las cuales generalmente son las primeras en aparecer y determinan el pronóstico del lupus. Su prevalencia es del 60-80%.

● La artritis, rigidez muscular, retraso del crecimiento o fracturas entran en las manifestaciones musculoesqueléticas, las cuales suelen ser dolorosas pero no deformantes. Es común (cerca del 75%) y afecta a articulaciones grandes y pequeñas.

● El lupus afecta a múltiples órganos y sistemas, por lo que también hay manifestaciones pulmonares, cardíacas, digestivas, endocrinas y también hematológicas, aunque con menor frecuencia y no todas se presentan en el mismo paciente. Generalmente se trata de una combinación de síntomas, pero nunca todos los mencionados anteriormente [2].

Figura 1. Rostro con manifestación cutánea de lupus Vía Flickr

Tratamientos clásicos para el lupus

Los tratamientos para el lupus se justifican en la severidad de las manifestaciones clínicas que tiene el paciente. Por ejemplo, el primer tratamiento que se administra consiste en fármacos antipalúdicos, antiinflamatorios no esteroides, inmunosupresores o corticosteroides [3].

Los medicamentos antimaláricos sirven para un lupus leve a moderado, con manifestaciones cutáneas y musculoesqueléticas. En estudios recientes, se demuestra que tienen capacidad de disminuir la actividad de la enfermedad y mejorar el porcentaje de sobrevivencia a la enfermedad [4].

Los medicamentos glucocorticoides han sido utilizados de forma continua para el tratamiento de la enfermedad durante 60 años. Aunque se considera uno de los tratamientos más efectivos y más comunes para el lupus, los pacientes han presentado efectos adversos, principalmente por la dosis. Generalmente, con el paso del tiempo, se debe hacer una reducción en la dosis de los glucocorticoides. Además, se necesita en la mayoría de los casos un tratamiento combinado y no exclusivo de glucocorticoides [5].

Anticuerpos monoclonales como tratamiento novedoso para el lupus

Los anticuerpos monoclonales son proteínas de globulina o inmunoglobulinas que reaccionan de forma específica con el antígeno que estimula su producción. La estructura de estas proteínas tiene una región variable y una región constante, las cuales determinan la función del anticuerpo y, por lo tanto, su clase. Los anticuerpos monoclonales se han desarrollado para que se comporten de la misma forma que lo haría un anticuerpo producido por una célula plasmática. Reconocen el antígeno que estimuló su producción, se adhieren a él y facilitan su eliminación [6].

La producción original de anticuerpos monoclonales se logró mediante ratas y ratones. Por lo que se estableció una técnica de humanización de los anticuerpos para disminuir los componentes del anticuerpo de ratón. Tomando en cuenta el tipo de tratamiento que se le haga a los anticuerpos para su humanización, se clasifican como humanizados, humanos o quiméricos [7].

Los ensayos clínicos que se han realizado para el tratamiento de lupus con anticuerpos monoclonales demostraron la eficiencia del medicamento para reducir la actividad del lupus y prevenir brotes de manifestaciones mucocutáneas, pero también ayuda a la reducción de las manifestaciones musculoesqueléticas. También se demostró que se reduce la mortalidad, así como la morbilidad de la enfermedad. Esto mejora la calidad de vida de los pacientes enfermos con lupus. Además de esto, también ayuda a la disminución de la dosis de glucocorticoides y sus efectos adversos [8].

Existen numerosas opciones de tratamiento convencional disponibles que se han utilizado durante muchos años, lo que respalda su eficacia. No obstante, el problema asociado a estas prácticas radica en su falta de selectividad, lo que puede dar lugar a diversos efectos adversos, algunos de los cuales pueden ser graves para los pacientes. Por lo que los nuevos tratamientos son valiosos para el entendimiento de la enfermedad y sus tratamientos.

Referencias

  1. Gómez-Puerta, J. A., & Cervera, R. (2008). Lupus eritematoso sistémico. Medicina & Laboratorio, 14(05-06), 211-223.
  2. Vicente Cuevas, M., Olmedo Sanlaureano, S., & Jiménez Moya, A. (2013). Lupus eritematoso sistémico: A propósito de un caso clínico con presentación cutánea. Pediatría Atención Primaria, 15(57), 55e5-55e9.
  3. D. M. Barahona-López, et al. (2017) Hospitalización en lupus eritematoso sistémico: causas, actividad lúpica y evolución Medicina Interna de México, 33(6), 730-738.
  4. M. Gatto, M. Zen, L. Iaccarino, and A. Doria, (2019) New therapeutic strategies in systemic lupus erythematosus management Nature Reviews Rheumatology, 15(1), 30-48.
  5. T. Li, S. L. Chen, et al. (2006) A 1-year study of two doses of steroid in combination with methotrexate and chloroquine in the treatment of patients with mild and moderate systemic lupus erythematosus APLAR Journal of Rheumatology, 9, 392-396.
  6. R. Paniagua, M. Nistal, et al. (2017) Base celular de la respuesta inmunitaria Biología celular y molecular, 4.a ed., Biología Celular y Molecular, 4.a ed. Madrid: McGraw-Hill/ Interamericana de España.
  7. B. Laffleur, V. Pascal, C. Sirac, and M. Cogné, (2012) Production of human or humanized antibodies in mice Antibody Methods and Protocols. Methods in Molecular Biology (Methods and Protocols), G. Proetzel and H. Ebersbach, Eds. Nueva Jersey: Humana Press,
  8. Chavarría-Tapia, A., Fernández-Corella, A., Marenco-Acosta, H., Shen Zhou, Y., Ugalde-Zumbado, M., & Mora-Román, J. J. (2021). Anticuerpos monoclonales y el tratamiento del lupus eritematoso sistémico. Revista Tecnología en Marcha, 34(1), 25-39.

    Fotografía: Cortesía de Thomas Ray Vía Flickr
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