Panorama de las Mordeduras de Serpientes en México

Panorama ofidismo México

En el territorio mexicano, se distribuyen de forma natural más de 440 especies de serpientes. De éstas, 15 son elápidos (coralillos y serpiente marina) y 76 pertenecen a la familia de los vipéridos (cascabeles, nauyacas, cantiles y sus parientes), estas 91 especies son consideradas de importancia médico toxicológica (Balderas y González, 2021; Muñoz-Mora et al., 2022).   

Los elápidos poseen potentes venenos neurotóxicos que afectan principalmente el sistema nervioso, mientras que el veneno de los vipéridos es principalmente citotóxico, afectando músculos, factores sanguíneos y causando problemas renales y hepáticos. Sin embargo, los venenos de algunas especies de vipéridos mexicanos también poseen algunos componentes neurotóxicos y varios venenos de elápidos en el mundo contienen componentes citotóxicos.

La riqueza de especies no se distribuye de manera homogénea en el territorio nacional. Mientras que la diversidad de especies se agrupa en regiones fisiográficas de afinidad tropical, la abundancia se concentra en las regiones mejor conservadas.

Aunque las serpientes venenosas de México se distribuyen en todo el país, incluyendo varias islas, es posible señalar que las serpientes de cascabel tienen una mayor diversidad y abundancia en las regiones centro y norte del territorio, mientras que los otros vipéridos y las serpientes de coral son más diversas y abundantes en las regiones sur y sureste del territorio.

Adicionalmente, la mayoría de estas especies conviven poco con el ser humano, algunas de ellas se distribuyen en áreas limitadas, como islas, cimas de altas montañas o subprovincias fisiográficas pequeñas (considerados endemismos y micro endemismos). O bien, otras por su carácter, costumbres o pequeño tamaño difícilmente muerden a los seres humanos.

De tal manera que, la mayor parte de las mordeduras en México involucran solamente a una docena de especies, estas son de tamaño grande y moderado, ampliamente distribuidas en el territorio nacional, cuya adaptación a la perturbación ambiental les permite convivir con el ser humano, y cuyo carácter defensivo y nervioso favorece que se presente el fenómeno del ofidismo.

Las especies consideradas de mayor importancia epidemiológica en México son la nauyaca (Bothrops asper), las serpientes de cascabel (Crotalus atrox, C scutulatus, y las de los grupos C. molossus y C. simus), así como los cantiles (género Agkistrodon).

Género Agkistrodon Género Bothrops
Género Agkistrodon (cantiles), se distribuyen aproximadamente en un 18.2% del territorio nacionalGénero Bothrops (nauyaca), se distribuye aproximadamente en un 14.3% del territorio nacional
Cascabeles del grupo molossus Cascabeles del grupo simus
Cascabeles del grupo molossus (de cola negra), se distribuyen aproximadamente en un 56.2% del territorio nacionalCascabeles del grupo simus (neotropicales), se distribuyen aproximadamente en un 16.5% del territorio nacional
especies C atrox Géneros Micruroides y Micrurus
Cascabeles de las especies C atrox (de pradera) y C scutulatus (de mojave) se distribuyen aproximadamente en un 45.4% del territorio nacionalGéneros Micruroides y Micrurus (coralillos), se distribuyen aproximadamente en un 49.8% del territorio nacional

Mapas de distribución conocida de las especies de mayor relevancia epidemiológica en casos de ofidismo. Créditos: Biólogo Raúl Hernández Árciga

Epidemiología del ofidismo en México

En México, la epidemiología del ofidismo es registrada por el gobierno federal representado por la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, que se encarga de colectar los datos de las distintas unidades de atención médica regional agrupadas en jurisdicciones sanitarias a lo largo y ancho del territorio nacional. Los resultados son publicados semanalmente en el boletín y en los anuarios de ‘casos nuevos de mordedura de serpiente por mes de ocurrencia’. Para efectos de la presente publicación, seguimos los datos de los anuarios 2003 a 2019. Debido a que son el resumen de los datos semanales, los cuales en ocasiones pueden contar con cierto margen de rezago. Desafortunadamente, por causas multifactoriales asociadas a la pandemia COVID, dichos anuarios no han sido publicados desde el 2020 en la página de la Dirección General de Epidemiología.

La epidemiología del accidente ofídico ha sido estudiada al menos desde 1993, desde una perspectiva biológica (Guzmán-Guzmán et al., 1993), y en la última década diversos autores han trabajado en interpretarla desde un punto de vista de la distribución potencial, de las especies relacionadas, de los usos y costumbres sociales, e inclusive desde una perspectiva de conservación y perturbación ambiental.

Los ciclos anuales de alta precipitación pluvial y temperatura, la adaptabilidad a la perturbación y/o presencia humana de ciertas especies, como la nauyaca (Bothrops asper), que en algunas regiones muy perturbadas puede presentar datos de abundancia mayores que en zonas bien conservadas, la alta densidad de población rural y trabajos específicos de campo que fomentan el encuentro con serpientes (como cañaverales, agostaderos, cafetales, entre otros), la desigualdad social, la ausencia y/o carencia de especialistas ambientales en esas regiones, así como de oportunidades laborales y de educación para los habitantes, vías de comunicación sin desarrollo y poca presencia de servicios médicos especializados, son el común denominador de las regiones donde se han ubicado incidencias de accidente ofídico superiores a la media nacional. Desafortunadamente, en dichas zonas este problema es abordado por medios de comunicación locales que típicamente promueven la desinformación y la alarma, provocando mayor repulsión social hacia las serpientes en general y el sacrificio de miles de ejemplares de especies inofensivas que, irónicamente compiten por alimento y espacio con las especies de interés médico toxicológico y epidemiológico y algunas de ellas, incluso las depredan ayudando a controlar sus poblaciones.

El panorama nacional del ofidismo, considerando los promedios estatales tomados a partir de los datos de los anuarios de morbilidad 2003 a 2019, coloca a Oaxaca como el estado de mayor incidencia con 457.2 casos anuales, seguido de Veracruz 422.8, San Luis Potosí, 338.2, Puebla 315.3 e Hidalgo 267.4. Una constante en estos estados, es que más del 60% de sus casos se concentran en áreas perturbadas donde las nauyacas son abundantes. La lista de las diez entidades federativas con mayor incidencia es completada por Chiapas con 212.2, Guerrero con 189.7, Estado de México con 173.9, Tabasco con 128.9 y Quintana Roo con 115.1. En contraparte, los estados con menor incidencia son Morelos con 24.9, Colima con 24.6, Baja California Sur con 18.4, Baja California con 18.1 y Aguascalientes con 15.9.

Panorama nacional de la incidencia del ofidismo en México, por promedio estatal de casos. Créditos de imagen: Biólogo Raúl Hernández Árciga

El ofidismo es un fenómeno predominantemente rural, multifactorial, en donde podemos encontrar asociadas algunas políticas públicas agropecuarias de mediados del siglo pasado, que, al fomentar la ganadería y algunos cultivos como los cañaverales, provocaron gran perturbación ambiental y pudieron favorecer con ello, la abundancia regional de algunas especies como la nauyaca, cuya adaptabilidad, dieta generalizada y gran capacidad reproductiva favorecen su convivencia con el ser humano. Es necesario contar con un mejor seguimiento epidemiológico, que permita analizar de manera puntual las regiones de mayor incidencia y sirvan de guía para estudios de población de algunas especies que pueden ser, inclusive, susceptibles de aprovechamiento. Es prioritario, lograr estructurar planes y programas divulgativos que prioricen la participación social en la conservación del medio ambiente en general y de las serpientes en particular, fomentando el equilibro ecológico y una mejor relación del ser humano con la naturaleza.

Agradecimientos

Agradezco infinitamente a Alejandro Carbajal Saucedo, Paulino Ponce Campos, Carlos Alberto Maciel Mata y Pablo Sánchez de la Peza, por sus amables comentarios y revisiones, que permitieron mejorar este documento.

Referencias:

  • Balderas Valdivia Carlos Jesús y Adriana González Hernández. 2021. Inventario de la herpetofauna de México 2021. Herpetología Mexicana, No 2.
  • Guzmán-Guzmán S., O Gómez García, A. J. Rodríguez García y N. Luna Morales. 1993. Mordeduras de serpientes venenosas en Veracruz. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/279373214_Mordeduras_de_serpientes_venenosas_en_Veracruz
  • Muñoz-Mora V. H., M Suárez Atilano, F Maltagliati, F Ramírez Corona, A Carbajal Saucedo, R Percino Daniel, J Langeneck, M D’Addario y A Sunny. 2022. A tale about viper’s tails: phylogeography of black-tailed rattlesnakes. Herpetozooa 35:141-153
  • Secretaría de Salud. 2020. Anuarios estadísticos de morbilidad. Recuperado de https://epidemiologia.salud.gob.mx/anuario/html/index.html