Una vacuna de esperanza para las abejas mieleras
Los polinizadores (abejas, polillas, colibríes y murciélagos) son especies de gran importancia para el mantenimiento de nuestros ecosistemas. Aún cuando son cruciales para promover la biodiversidad y producir alimentos para una dieta humana sana, estos se enfrentan a innumerables amenazas. Las amenazas principales son la destrucción de su hábitat, el cambio climático, los pesticidas y la contaminación atmosférica; además de parásitos, virus y bacterias que causan diversos riesgos.
La polinización es un proceso donde se intercambia el polen entre flores, lo cual es vital para la reproducción de bastantes plantas. En ella, el polen pasa del estambre (órgano masculino) al estigma (órgano femenino) con la asistencia de un vector de polinización; el cual puede ser biótico (las especies polinizadoras) o abiótico (como el viento).
De entre los vectores bióticos, las abejas son quizá la mayor especie polinizadora. En su búsqueda por néctar, una abeja puede visitar miles de flores y esparcir los granos de polen que se aferran a los pelos y vellocidades que se encuentran en su cuerpo.
Sin embargo, tal como otras especies, las abejas sufren de diversas enfermedades. Estas pueden ser amenazadas por una variedad de agentes que van desde plaguicidas, hasta diversos patógenos bacterianos, parasitarios y virales. Y dada su importancia como especie polinizadora, resulta crucial la prevención, control y tratamiento de estas enfermedades.
La segunda semana del mes de enero del presente año, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) aprobó provisionalmente la primera vacuna mundial destinada a proteger a las abejas melíferas. Esta vacuna combate una infección bacteriana destructiva, muy contagiosa y mortal llamada Loque americana. Esta enfermedad es causada por una bacteria llamada Paenibacillus-larvae, la cual se propaga a través de las esporas. Esta afecta a la fase de “prepupa” o “pupa”, exterminando así a sus larvas y poniendo en riesgo las colmenas. Desgraciadamente, para detener esta propagación, los apicultores se ven obligados a quemar las colmenas y las abejas infectadas.
Este estudio clínico estuvo a cargo de una empresa biotecnológica llamada Dalan Animal Health, la cual realizó una alianza con la la Facultad de Ciencias Agrícolas y Medioambientales de la Universidad de Georgia. Annette Kleiser, quien funge como directora general de esta organización no lucrativa, en un comunicado afirmo:
Por su parte, Dalail Freitak, quien trabaja como profesor asociado en la Universidad Karl-Franzens de Graz en Austria y director científico de Dalan Animal Health, dijo:
Keith Delaplane, profesor de entomología y director del Programa Apícola de la UGA declaró lo siguiente:
En una entrevista para National Public Radio por Ayesha Rascoe, se describió la aplicación del estudio clínico. En ella, se entrevisto a Chris Hiatt, quien es presidente de la Asociación Americana de Productores de Miel. Chris confirmo que él y sus hermanos, quienes son dueños de un negocio de apicultura de 19.000 colmenas, aceptaron aplicar este ensayo clínico para el desarrollo de la vacuna.
Chris calcula que, al momento de realizar la entrevista, ya tenían aproximadamente la cantidad de 800 colmenas con reinas vacunadas; y que al parece, los resultados están siendo prometedores.
Para Chris, esta vacuna tiene potencial para combatir otras enfermedades, tales como las ocasionadas por el parasito llamado ácaro Varroa. Según él, en Estados Unidos, el 40% de las colmenas mueren cada invierno. Por ello, él espera ansiosamente que este tipo de ensayos clínicos mejoren también esta problemática.
En esta misma entrevista, Ayesha le pregunto a Chris sobre como se vacuna a una abeja. Por su parte, él le explico que la vacuna se administra en un caramelo de azúcar y las abejas lo consumen. De esta forma, les es posible transmitir la inmunidad a su descendencia en desarrollo.
Esta es una vacuna inactivada, la cual esta constituida por una bacteria muerta. Esta es una de las formas más benignas de controlar la loque americana, por lo cual tiene un gran potencial en la agricultura ecológica. Y con ello, se pueden tener colmenas más sanas sin el uso de antibióticos, los cuales son más costosos y tienen una eficacia limitada. Sumado a ello, los apicultores necesitan mayor tiempo y energía para aplicarlos y son más agresivos para las mismas abejas.
Los apicultores mezclan la vacuna, la cual contiene células muertas de la bacteria P. larvae, en el alimento que ingieren las abejas obreras. En lugar de inyectar a las abejas con jeringas minúsculas, se administra en forma de una sustancia azucarada irresistible en el alimento de las abejas obreras. Por su parte, estas abejas segregan jalea real para que la reina ingiera su alimento junto a la vacuna. A partir de ahí, la vacuna llega a sus ovarios, en donde iniciará el proceso de inmunización en las larvas en desarrollo. Por consecuente, estas últimas nacerán libres de esta bacteria.
Con una licencia condicional del USDA, Dalan Animal Health planea comenzar a distribuir cantidades limitadas de la vacuna a apicultores comerciales y esperan ponerla a la venta en todo EE. UU. en este mismo año. La aprobación provisional de esta vacuna es de dos años.
Según el memorándum de esta agencia federal, se conceden licencias condicionales a productos que “responden a una situación de emergencia, mercado limitado, situación local o circunstancia especial”. La USDA exige que los productos que reciben este tipo de licencias sean “puros y seguros, y tengan una expectativa razonable de eficacia”. Una vez finalizado ese periodo, la agencia evalúa la eficacia del producto para determinar si se renueva la licencia condicional o se le concede una licencia de producto normal.
Posteriormente a la distribución de esta vacuna, Delaplane espera comenzar a realizar estudios detallados sobre las infecciones víricas, las cuales son más desafiantes. En un comunicado afirmó lo siguiente:
Dalan Animal Health planea distribuir la vacuna a un pequeño número de apicultores comerciales durante la temporada de 2023.
No solamente la enfermedad de loque americana es una amenaza para las abejas melíferas. Por su parte, la varroosis persiste como una de las enfermedades que más afectan a la apicultura.
Los ectoparásito causantes de esta enfermedad son los ácaros del género Varroa, tal como el caso del ácaro Varroa destructor. Estos se fijan sobre las abejas adultas y se alimentan de sus reservas de grasa en el abdomen. Los ácaros permanecen sobre ellas entre 3 a 10 días, hasta completar su desarrollo. En el proceso, pueden transmitirles patógenos tales como el virus de las alas deformadas (DWB).
Este parásito está acabando con las poblaciones de abejas melíferas, según lo expresa Calier, compañía veterinaria que se enfoca en la comercialización de productos farmacológicos y biológicos. Calier considera que las estrategias para combatir esta enfermedad apuntan a la obtención de abejas que toleren al ácaro. El control de este ácaro es un trabajo tedioso. Por ello, la colaboración entre científicos, apicultores, y laboratorios veterinarios es indispensable para mejorar en este camino.
Actualmente, las abejas son un componente crítico para la agricultura. Un tercio del suministro mundial de alimentos depende de la polinización, y las colmenas comerciales saludables son esenciales para asegurar un alto rendimiento de los cultivos.
Trevor Tauzer, propietario de Tauzer Apiaries y miembro de la junta directiva de la Asociación de Apicultores del Estado de California, afirmo que:
Por su parte, Keith Delaplane, añadió “Una vez lanzadas, estas vacunas cambiarían las reglas del juego para los apicultores que han tenido pocos recursos”.
“Estamos poniendo la salud de los insectos en el mapa”, dijo Annette Kleiser. “Tendrá un gran impacto, no solo en lo que aprendemos, sino también en las oportunidades para los estudiantes y para trabajos que actualmente no existen”, señaló.
Esta vacuna llega en un momento crítico para las abejas, las cuales son vitales para el sistema alimentario mundial. Sin embargo, se han enfrentado a una disminución de su población a nivel mundial no solo a causa de esta bacteria, sino debido a virus, pesticidas, riesgos en su hábitat y el cambio climático.
Fotografía: Cortesía de Mostafa Eissa Via Pexels.
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